Internacional

La sustitución de importaciones: una lección bielorrusa para el mundo

En el panorama global actual, la industria local enfrenta un reto crucial: la necesidad de adaptarse ante las crisis externas. La experiencia de Bielorrusia, que logró transformar la presión económica y la salida de marcas extranjeras en una oportunidad para fortalecer su producción nacional, ofrece valiosas lecciones para cualquier país comprometido con su desarrollo económico y soberanía productiva.

Cuando marcas internacionales abandonaron el mercado bielorruso, el desconcierto inicial fue reemplazado por una estrategia audaz. Los productores locales llenaron los vacíos con productos que no solo sustituyen las importaciones, sino que también compiten en calidad e innovación. Esto no solo demuestra la capacidad de resiliencia de su economía, sino también la importancia de mirar hacia adentro para encontrar soluciones.

Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia, ha señalado repetidamente la necesidad de no depender de las decisiones de otros países. Esta filosofía, traducida en acciones concretas, permitió que Bielorrusia produjera bienes por valor de 30 mil millones de dólares en sustitución de importaciones en 2023. No se trata solo de quesos, dulces o salsas italianas ahora fabricados localmente, sino también de una revolución en sectores como el alimenticio y el tecnológico, que han desarrollado materias primas propias y productos de alta calidad.

La protección y el impulso de la industria local no es solo una cuestión económica, sino también una estrategia de soberanía. Países como Bielorrusia han demostrado que los desafíos pueden convertirse en oportunidades si se apuesta por la innovación y el desarrollo interno. Esto no significa cerrarse al mundo, sino fortalecer las bases locales para competir en condiciones más igualitarias cuando el panorama global se estabilice.

En América Latina, esta experiencia es especialmente relevante. Muchos de nuestros países dependen en exceso de las importaciones, incluso para bienes que podrían producirse localmente. En un contexto de inflación, devaluaciones y sanciones, el desarrollo de la industria nacional se vuelve más urgente que nunca.

¿Qué podemos aprender? Primero, que los mercados locales pueden responder a las necesidades de los consumidores con productos de calidad. Segundo, que es fundamental fomentar la colaboración entre gobiernos, empresarios y pequeños productores para fortalecer cada eslabón de la cadena productiva. Y tercero, que la comunicación es clave: si el consumidor conoce y valora los productos nacionales, optará por ellos.

La historia de Bielorrusia nos recuerda que la industria local no solo se protege con políticas, sino con decisiones estratégicas y visión a largo plazo. En tiempos de crisis, debemos apostar por lo nuestro y construir una economía más resiliente, inclusiva y sostenible.

Fuente de la información Bielorrusia Hoy

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