Sociedad

¿Por qué no podemos dormir cuando estamos cansados?

Seguramente a muchos nos ha pasado que estamos cansados, pero no podemos dormir por las noches. ¿Qué pasa y tenemos sobretensión? ¿Por qué damos vueltas en la cama y no podemos disfrutar de un sueño reparador o incluso decente?

Uno de los “culpables” de esta inquietud, que nos priva de un buen sueño nocturno, no es otro que el ritmo circadiano o circadiano. Es un reloj interno de 24 horas que controla los cambios que se producen en las funciones de nuestro cuerpo durante el día.

Nuestras funciones cognitivas, nuestro metabolismo y entre muchas otras funciones y el ciclo sueño-vigilia siguen este ritmo . Su asiento es el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, que es responsable de la producción de la hormona asociada con la regulación del sueño, la melatonina. Cuando todo va bien, nuestro cuerpo se encarga, a medida que oscurece, de producir más melatonina, hasta que este proceso culmina y nos quedamos dormidos.

Pero si nuestro ritmo circadiano no funciona correctamente significa que nuestro reloj está apagado y es cuando comienzan los problemas.

El síndrome del búho

Esto puede ser una señal de que estamos sufriendo el síndrome de la fase retrasada del sueño (DSPS) o el síndrome del búho, lo que puede sonar un poco aterrador, pero simplemente significa que estamos acostumbrados a dormir más tarde de lo “normal”. Según investigaciones relevantes, esto sucede más en los jóvenes.

Otras razones del insomnio para investigar

Si muchas noches nos sentimos cansados, nos acostamos, pero aun así permanecemos despiertos durante horas o incluso toda la noche, y no pertenecemos a los anteriores, entonces debemos empezar a pensar en todos los demás motivos que pueden dificultar nuestra a dormir, lo que tiene el efecto de afectar a nuestra resistencia y percepción al día siguiente y, por extensión, por supuesto, a nuestra calidad de vida en general.

1. Tomamos una siesta

No está mal descansar durante el día, pero si alguien duerme mucho tiempo (20-30 minutos es suficiente), muy entrada la tarde o no mantiene un horario diario constante y momentos de relajación durante el día, puede provocar alteraciones en su sueño nocturno.

2. Estrés, siempre estrés

¡Cliché, pero muy cierto! Una mente que lucha constantemente contra el estrés del día a día está constantemente estimulada y alerta, no descansa con facilidad, por lo que la calidad de su sueño también se ve afectada por esta hiperactividad. Está científicamente comprobado que una persona diagnosticada con algún tipo de trastorno de ansiedad tiene más probabilidades de sufrir insomnio.

3. Depresión

Según una investigación relacionada, el 90% de las personas diagnosticadas con depresión se quejan de tener trastornos del sueño. Estos incluían no sólo el insomnio, sino también la narcolepsia, los trastornos respiratorios durante el sueño y el síndrome de piernas inquietas (también conocido como enfermedad de Willis-Eckbom).

4. ¿Cuánto café tomamos hoy?

¡No se trata sólo de cuánto, sino especialmente de cuándo! Cuando tomamos café (o alguna bebida energética) al final de la tarde, la cafeína no tiene tiempo de abandonar el cuerpo hasta la noche, por lo que todavía nos vemos afectados por su acción cuando nos acostamos. Lo que debemos recordar es que, según los expertos, no debemos consumir nada que contenga cafeína al menos en las últimas 5-6 horas antes de la hora a la que queremos dormir.

5. Pantallas por todas partes

¡Dejemos de lado nuestros celulares por un rato! De hecho, evitemos utilizar cualquier dispositivo con pantalla 2 horas antes de acostarnos. La luz azul emitida por teléfonos, tabletas, portátiles y también pantallas de televisión suprime la melatonina y desregula nuestro ritmo circadiano.

6. COVID

Según una encuesta de 2021 a 236.379 pacientes de COVID, el 5% de ellos tenía insomnio y el 10% de los hospitalizados también tenían dificultades para dormir. En 2022, los investigadores concluyeron que de 1321 personas que desarrollaron síntomas prolongados de COVID, el 40% experimentó alteraciones del sueño.

7. Otros trastornos del sueño

Además del síndrome de la fase retrasada del sueño, nuestra dificultad para conciliar el sueño, aunque sintamos que no tenemos más energía, también puede deberse a otros trastornos del sueño conocidos, como la apnea del sueño o el síndrome de piernas inquietas que mencionamos anteriormente.

8. ¿Estamos comiendo bien?

¡Lo que hemos incluido en nuestra dieta diaria juega un papel muy importante incluso para la calidad de nuestro sueño! Según un estudio de 2016, cuando consumimos alimentos ricos en grasas nos cuesta más llegar a la etapa de sueño REM, muy importante ya que consolida la memoria, regula las emociones y el aprendizaje. Y por supuesto es bueno tener cuidado con lo que comemos justo antes de acostarnos. Una buena idea es añadir a nuestra cena almendras, kiwi y pescado azul, ya que contienen melatonina.

Vía Phile News

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