Economia

Trabajadores de Copetin Gonzalo denuncian irregularidades

En un desenlace inesperado, la histórica empresa Gonzalo, fundada en 1952 por el inmigrante español Gonzalo García, ha sido declarada en quiebra, dejando a 25 trabajadores en la calle y a toda una comunidad con el vacío de un emblema de la gastronomía mendocina. La noticia ha causado un gran impacto no solo en los consumidores, sino especialmente en los empleados que vieron cómo la marca que había sido parte de sus vidas y la de muchos argentinos durante más de siete décadas cerraba sus puertas de manera abrupta.

Los empleados de Gonzalo, que durante años fueron el pilar de una empresa que se convirtió en sinónimo de calidad en productos de copetín, expresaron su indignación tras conocer la noticia. La quiebra se suma a una larga lista de problemas internos que venían atravesando. En los últimos meses, los salarios se pagaban en dos partes, y las ventas de las famosas papas fritas habían caído drásticamente, lo que empeoró aún más la situación económica de la compañía.

A pesar de la acumulación de una deuda que supera los 130 millones de pesos, con una reclamación principal de 75 millones de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA, ex AFIP), los trabajadores denuncian la falta de transparencia en la gestión de la empresa y la nula comunicación respecto al futuro de la misma. Muchos de ellos, con décadas de antigüedad en la firma, se enteraron de la quiebra sin previo aviso, dejando al descubierto una gestión que no cumplió con sus compromisos laborales.

Frente a esta dramática situación, los empleados intentaron crear una cooperativa para continuar con la producción de las papas fritas y mantener viva la marca que había sido un emblema en Mendoza. Su lucha por no perder el legado de Gonzalo García, el fundador que les dio trabajo durante tantos años, no prosperó. La liquidación de los bienes de la empresa, que incluyen maquinaria y propiedades, está en marcha, y el proceso se extenderá por más de un año. Durante este tiempo, se espera que los bienes sean vendidos para cubrir las deudas pendientes.

El cronograma de liquidación incluye importantes fechas para los trabajadores, que deberán presentar solicitudes de verificación de créditos laborales hasta el 21 de mayo. Sin embargo, los empleados no pierden la esperanza y siguen luchando por sus derechos, buscando que la justicia reconozca el esfuerzo y la dedicación que entregaron durante todos estos años.

El cierre de Gonzalo no solo marca el final de una era para el copetín en Argentina, sino que pone de manifiesto las injusticias que enfrentan muchos trabajadores que, a pesar de su esfuerzo y compromiso, quedan a merced de una empresa que no supo cuidar sus responsabilidades con ellos. La quiebra es un golpe devastador para quienes dejaron su vida en la marca, pero también es un llamado a la reflexión sobre el trato a los trabajadores y la importancia de la transparencia empresarial.

La historia de Gonzalo aún no está completamente escrita. Mientras tanto, los trabajadores seguirán luchando por lo que consideran justo.

Vía Nahuel Hidalgo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *