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El Tren Solidario que unió al pueblo argentino en la emergencia

La llegada del Tren Solidario a Bahía Blanca fue mucho más que un operativo de ayuda: fue el reflejo vivo de la Argentina solidaria, esa que se organiza y se une cuando más se la necesita. La formación, con 1.200 toneladas de donaciones, arribó a la estación La Vitícola, a 20 kilómetros de la ciudad, tras un extenso recorrido de 34 horas desde la estación Constitución.

El fuerte temporal del 7 de marzo dejó un saldo devastador: 16 personas fallecidas, decenas de desaparecidos, más de 1.400 evacuados y daños materiales estimados en $400.000 millones. Las inundaciones alcanzaron hasta dos metros de altura en algunos barrios, dejando a miles de familias en una situación desesperante.

Frente a esta crisis, la Revista Rieles, en conjunto con Trenes Argentinos, gremios ferroviarios y diversas organizaciones solidarias, impulsó el operativo de asistencia humanitaria. Desde la partida, el tren realizó varias paradas en su trayecto, sumando más provisiones gracias a la movilización de ciudadanos y entidades de todo el país.

Los vagones transportaron alimentos, ropa, colchones, frazadas y artículos de higiene, que serán distribuidos en Bahía Blanca y otras localidades afectadas. En la estación La Vitícola, decenas de voluntarios coordinaron la descarga y el traslado de los insumos en camiones hacia los barrios más golpeados por la tormenta. Cáritas, la Cruz Roja y clubes deportivos locales se sumaron a la tarea, asegurando que la ayuda llegara a cada familia necesitada.

“Lo logramos y llegamos a destino, eso es lo que importa”, expresó con emoción uno de los maquinistas responsables del último tramo del viaje. La lluvia obligó a reducir la velocidad por precaución, pero nada detuvo la determinación de quienes entendieron que cada minuto contaba para quienes lo habían perdido todo.

El operativo no termina aquí. Se espera que un nuevo tren con ayuda adicional parta el próximo sábado, reafirmando el compromiso de los sectores ferroviarios y la comunidad con los damnificados.

Lo sucedido en Bahía Blanca es la prueba de que el corazón de la Argentina late al ritmo de su gente, que ante la adversidad responde con unidad y entrega. En cada paquete donado, en cada mensaje de aliento, en cada jornada de voluntariado, se reafirmó el valor de la comunidad organizada, esa que no duda en reconstruir lo que el desastre intentó arrebatar.

Hoy, el tren solidario regresa vacío, pero deja atrás algo mucho más grande: la certeza de que cuando el pueblo se organiza, no hay tormenta que pueda con su fuerza.

Vía Nahuel Hidalgo

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